domingo, 6 de marzo de 2011

Eppur si mauri*

(o por qué la muerte de un inocente no tendría por qué enseñarnos que el mundo puede cambiar)


Pablo Jones Medina / Fran Hidalgo Carmona**

(Colectivo Encuentros Moraos)

La República

05/03/2011

Varios, cientos, miles y millones de personas han visto, oído, leído y sabido estos días de las últimas revueltas árabes. Con la vista acostumbrada del que ve morir a palestinos, a iraquíes y a afganos -a “moros de esos de allá a lo lejos”-, a las tres de la tarde mientras come con la familia, más allá de la sangre, los coches quemados y los cristales hechos añicos, nos topamos con el súbito interés de los medios porque nos alegremos de que las libertades de Occidente se acerquen a los incivilizados países árabes.


No son las primeras insurrecciones: Sin retroceder muchos meses en el calendario, aún recordamos la huelga de hambre de Aminatu Haidar y los vídeos del campamento de Gdeim Izik. No obstante, esta vez ha sido otro cadáver el que ha salido en portada: el de Mohamed Bouazizi. Deseoso de alimentar a sus hermanos pero impotente ante los sobornos que le imponía la policía de Sidi Bouzid (Túnez) para montar su puesto de frutas, se inmoló a lo bonzo el pasado mes de diciembre. Su agonía, la gota que colmó el vaso, levantó a su país: A pesar del repentino interés de las autoridades porque se llevara el mejor de los tratamientos y se recuperara pronto, Bouazizi murió tres semanas después. Desde entonces, las noticias han hablado claro: El pueblo tunecino, paso a paso, ha expulsado al dictador Zine Ben Alí. Además, su aliento ha alcanzado a Jordania, Bahréin, Marruecos, Argelia… y Egipto, donde Hosni Mubarak se ha marchado con el rabo entre las palas del helicóptero, y Libia, donde Muammar Gaddafi recuerda cada vez más al Adolf Hitler de “El Hundimiento”.


Sin saber a qué esperan los nuevos gobiernos para que estas gritadas democracias dejen de ser negro sobre blanco, los ciudadanos siguen en las calles, exigiendo que aquello por lo que se ha luchado no se pierda y demostrando que ‘quien no llora, no mama’.


Mientras tanto, en esta orilla del Mediterráneo, en la que disfrutamos del agua caliente, las ventanas aislantes y los teléfonos de última generación, seguimos comentando la última salida de tiesto de José Mourinho o las ordinarieces de Belén Esteban, sea defendiéndolos como estrambóticos marujos o rasgándonos las vestiduras como gafapastas. Enganchados a los televisores que nos crean opinión sobre los temas que nos tienen que comer la cabeza, permanecemos como zombis en el sofá de casa, sin apenas plantearnos por qué viven así esos que mandan con tantos ceros de más y tantas cuentas fuera del país. ¿Por ejemplo? El equivalente español de Ben Alí, nuestro Juan Carlos I, el Campechano.


Y a este lado de la barrera, donde los ceros sólo son de color rojo, nadie en la calle, con un discurso comprensible y cercano, critica cuánto de razón hay en lo que nos cuentan: Malditas las huelgas generales, que interrumpen el derecho al trabajo (Nadie habla de dignidad. Lo principal es tener una nómina para justificar la hipoteca) y donde los piquetes golpean a los clientes de los bares; malditos todos los sindicatos, que cobran las subvenciones del Estado para no dar un palo al agua; malditas las prestaciones por desempleo, que promocionan que los parados se sienten en casa sin buscar empleo…


Cuando toca hablar de los que ponen su grano de arena en cambiar nuestra situación para bien, lo que toca es echarles toda la mierda por encima y resaltar que, si uno es malo, los de su especie son peores. Cuando toca hablar de los recortes, de todos los recortes, lo que toca es mirar a otro lado: Se nos inculca que gastamos mucho en médicos y, obviando que ya los pagamos con nuestros impuestos, que tenemos que volver a pagarlos; se nos manipula con los bajísimos niveles académicos y con las faltas de un sistema educativo que, cada vez, recibe menos dinero y que, como las modas, vacía los temarios con el nuevo ministro de la temporada; se nos insiste en la imperiosa necesidad de construir dantescas infraestructuras mientras las ciudades siguen congestionadas por centenares de automóviles.


En esta orilla del Mediterráneo, la esperanza del 26 (y 27) de enero se silenció o criminalizó, los actos del Popolo Viola italiano se desconocen fuera de los Alpes y las manifestaciones de Grecia forman parte de una olvidada desazón colectiva. Queremos las cosas en el momento, pero tenemos que saber que ni a la primera ni a la segunda se consiguen los mejores resultados. Y ahora estamos en el camino de ser algo más que una papeleta en las urnas. Ahora que somos más los que nos estamos informando por otras nuevas vías, ahora que somos nosotros los malos de su película, ahora que los trabajadores árabes están pidiendo lo que les corresponde, ¿a qué esperamos para hacer de Cibeles, de Canaletas o de la Puerta de Jerez nuestra plaza Tahrir?


* El uso del término mauri, plural del italiano mauro o, en castellano, moro, se utiliza para “designar, sin distinción clara entre religión, etnia o cultura; a los naturales del Noroeste de África o Magreb”. Vaya por delante que, a pesar de su uso peyorativo, no es esa la intención.


** Los autores son socios de la Plataforma de Ciudadanos por la República de Granada y miembros del Colectivo Encuentros Moraos.


http://www.larepublica.es/spip.php?article23418

martes, 1 de marzo de 2011

Entrevista a Roque Hidalgo Álvarez

Juan Pablo Segovia Gutiérrez / José María García Labrac*

Entrevista también publicada en el diario digital LaRepública.es

(Colectivo Encuentros Moraos)



El protagonista de nuestra entrevista, Roque Hidalgo Álvarez, nació en La Carolina (Jaén) un 17 de julio del año 1952. Cuenta pues en la actualidad con 58 primaveras.
Cuando se le pregunta por su infancia y juventud, remarca con especial firmeza su condición de estudiante sempiterno en centros públicos de enseñanza (Escuela Unitaria, Instituto Técnico de La Carolina, Universidad Laboral de Alcalá de Henares, Universidad de Granada).
Trabajador de la enseñanza ya en 1975, fue representante del movimiento de los PNN (Profesores No Numerarios) desde ese mismo año hasta 1979. Participó además en la fundación del sindicato de enseñanza de Comisiones Obreras en 1977.
En su currículum profesional figura que es licenciado en Ciencias- Sección Química (1975) y doctor en Ciencias -Sección Física (1979) por la Universidad de Granada (UGR). Desde 1992 es, además, catedrático de Física Aplicada en la propia Universidad granadina. Durante su larga trayectoria científica y educativa ha dirigido 21 Tesis Doctorales y ha publicado 215 artículos de investigación en revistas internacionales. Entre 1986 y 1988 fue vicedecano de la Facultad de Ciencias de la UGR, institución donde continúa impartiendo su magisterio a día de hoy.
Es miembro del comité editorial de varias revistas científicas internacionales y ha colaborado en diversos medios de comunicación alternativos, opinando particularmente sobre cuestiones educativas .
En materia política ha estado siempre vinculado al Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE), participando activamente en el movimiento de solidaridad con la Revolución Bolivariana de Venezuela, a través de la Plataforma Simón Bolívar de Granada.
En cuanto al ámbito de la causa republicana, es socio de la Plataforma Cívica por la República de Granada, veterana asociación ciudadana que integra la Coordinadora Republicana de Granada, junto a otros colectivos como el sindicato USTEA, la Plataforma de Ciudadanos por la República, la Asociación por la Verdad, Justicia y Reparación, el Partido Comunista de Andalucía (PCA) o UCAR-Granada.



Roque Hidalgo nos recibe amablemente en su despacho del campus universitario de Fuentenueva, a media mañana de una jornada de principios de febrero de 2011.
Los rayos de sol que atraviesan la ventana del despacho mitigan en parte el martilleo incesante de las obras del Metro en la cercana calle Severo Ochoa.



¿Desde cuándo milita en el movimiento republicano? ¿Cuándo comprendió que el actual régimen borbónico es perjudicial para los destinos de España?



Ser antifranquista en la época en que yo era joven era lo mismo que ser republicano. Por ejemplo, a finales de los años sesenta, nadie que fuera demócrata consideraba como salida al régimen franquista una nueva Restauración Borbónica. El golpe de estado de 1936 violentó un sistema democrático que todos los que luchábamos activamente por el fin del franquismo pensábamos sería recuperado una vez que el franquismo fuera derrotado políticamente. Aunque no son muy fiables existen encuestas realizadas a mediados de los setenta en las que se aseguraba que el 75% de la población española pensaba que la República sería de nuevo el sistema político.



¿Qué opinión le merece la institución monárquica en general, y la borbónica en particular?



Después de la Gran Guerra, también llamada 1ª Guerra Mundial, la inmensa mayoría de las monarquías existentes en Europa desaparecieron para dar paso a sistemas de gobierno republicanos. Se asociaba el régimen de injusticia social y de opresión nacional en los viejos imperios a la figura de Reyes y Emperadores. En España ese proceso se dilató unas décadas pero tuvo el mismo fin. La proclamación de la 2ª República Española fue un acto de júbilo popular como es difícil encontrar otro en la historia de España.
Se daba por finalizado un régimen político que había empobrecido a la mayoría de la población y generado unas desigualdades sociales y regionales grandísimas. Todo el mundo sabe que no existe ninguna razón racional para mantener un sistemas hereditario que se remonta a cuando el poder del Rey era "designio divino". En una sociedad que valora el mérito como único mecanismo para progresar económica y socialmente mantener un vínculo de herencia es un anacronismo difícil de aceptar.



¿Considera que se puede avanzar hacia la Tercera República utilizando los instrumentos reformadores de la Constitución de 1978?



Lo que necesitamos ahora, como decía hace unos días el profesor de Historia Josep Fontana, es un programa de reformas que beneficie a la mayoría de la población en temas económicos y frene la ofensiva neoliberal que está empobreciendo a la clase obrera e incluso a las llamadas clases medias. Lo demás se podrá resolver con un simple ERE aplicado a la Casa Real.



Como hombre de Ciencia y republicano que es, ¿nos podría dar algún retazo acerca del republicanismo presente dentro del ámbito científico durante la Segunda República?



Este tema me resulta apasionante. La clave del pensamiento racional como contrapuesto al pensamiento mágico hay que buscarla en la Institución Libre de Enseñanza (ILE) que intentó romper con el aislamiento que la ciencia española sufría a mediados del siglo XIX. Los avances que se producen la ciencia española a finales del siglo XIX y principio del XX vienen de la mano de los llamados "institucionistas". La llamada era de plata de la ciencia española es posible gracias a la labor realizada por la ILE. Son muchos los avances producidos en esos 60 años pero me gustaría citar la creación del Instituto Nacional de Física y Química que finalmente pudo ser inaugurado en febrero de 1932 bajo la dirección del profesor Blas Cabrera Felipe. Las posibilidades científicas que existían entonces eran enormes porque había verdaderos maestros en todos los campos emergentes de la Ciencia, por citar algunos: Biología molecular, Electromagnetismo, Física teórica, Química orgánica, etc. Al franquismo se debe también nuestro subdesarrollo científico y el retraso que todavía arrastramos en la innovación científico-técnica. Perdimos una oportunidad única de estar en la punta de lanza del desarrollo científico-técnico en el que se basan las económicas productivas de Europa.



Siendo usted un reconocido militante de una asociación republicana integrada en la Coordinadora Republicana de Granada, ¿Qué pasos estima necesarios para lograr una unificación del movimiento republicano en nuestra provincia?




También en el tema de la actividad política dentro del pluralismo de ideas y tácticas tenemos mucho que aprender de nuestros amigos latinoamericanos. El Frente Amplio del Uruguay agrupa a más de 30 organizaciones políticas de muy diferente tipo y tamaño. La unidad se construye día a día con el trabajo político basado en el respeto y la solidaridad, la hegemonía se logra con la gente. No creo que sea una prioridad la unificación del movimiento republicano. Un partido como Izquierda Republicana, el partido de Azaña, se creó después de la proclamación de la 2ª República. El proceso histórico a veces es más complejo de lo que pensamos a priori. Nuestra prioridad debe ser en este momento dar respuesta a los muchos desafíos que nos plantea el neoliberalismo y su inmensa capacidad de robar los escasos recursos económicos de la gente y esquilmar el planeta Tierra.



¿Cuál sería el programa de mínimos que su asociación aceptaría como documento de partida para la constitución de una plataforma unitaria de la causa republicana en Granada?



No hay programa mínimo porque la actividad de la Coordinadora Republicana de Granada está demostrando que podemos hacer muchas cosas juntos sin pertenecer todos a la misma asociación.



¿Cómo imagina usted la Tercera República Española?



La imagino como un sistema político en el que existirá participación ciudadana en las decisiones importantes que tanto afectan a nuestra vida diaria. Un sistema basado en la honestidad, el trabajo y la justicia.



P.D.: Agradecemos especialmente la colaboración y la atención del compañero y amigo Roque Hidalgo, el cual facilitó esta entrevista cediéndonos su tiempo y su palabra.



* Los autores son socios de UCAR-Granada y miembros del Colectivo Encuentros Moraos.