En estos tiempos que corren todo es poco para cambiar las cosas pero, al menos, hay que intentarlo y no perder jamás la esperanza. Deseo que las cosas vayan a mejor, aunque sea con paso lento, pero firme. Cada camino que elijamos a partir de ahora no debería ser tomado a la ligera: seamos seres responsables y hagamos lo que nos dicte la razón (y a veces el corazón) y dejemos a un lado el miedo, defendiendo nuestros valores hasta el final. Las palabras que emanen de nuestro interior han de fluir como un torrente de aguas salvajes e imparables y derribar el muro que ensombrece a esta ciega y sorda sociedad, que deambula sin saber a dónde va en la oscuridad de la ignorancia. El mal triunfa si los hombres buenos no hacen nada ¡No dejemos que el mal triunfe!
miércoles, 10 de marzo de 2010
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