Latente, oculto y, ahora, manifiesto, está el hecho de que Francisco Franco Bahamonde no ha muerto, al menos, en el corazón de aquellos que osaron robarnos la libertad y que hoy pretenden borrar de nuestra memoria, de un martillazo, a los miles de asesinados por aquel régimen infernal. Pero ahora es el momento de luchar, el momento de alzar nuestras voces y gritar justicia y libertad. Hacer llegar nuestro clamor a lo mas profundo de esos malditos con el alma vendida al mejor postor. Que sufran en sus carnes la impotencia que causará la razón.
Salud y República
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