jueves, 26 de mayo de 2011

Allá en lo alto


Allá en lo alto, un grupo de gaviotas vuelan en círculo sobre una pequeña cala a la que la marea ha dejado bajo mínimos. De vez en cuando, el lomo plateado de un pececillo reluce en la superficie del agua estancada y la gaviota más avispada aprovecha para lanzarse sobre el pobre animal y atravesar, con su afilado pico, al azar, una parte del alargado cuerpo del pescado. Así, durante el tiempo en que la marea está baja, uno a uno van cayendo en las fauces de las aves los inocentes pececitos cuya mala suerte les ha hecho estar atrapados en un oasis de muerte. Ellos no tienen la culpa de haber entrado en un lugar en el que antes el agua rebosaba y ahora una barrera natural de dura piedra los rodea, acabando con cualquier intención de escapatoria. Y esta situación la aprovechan esas gaviotas que revolotean, cual ave de rapiña, en busca de los despojos de la desgracia. Gaviotas por bancos y ciudadanos por peces. Un simil perfecto.

¡Ánimo peces!

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